Se cumplen 40 años de la muerte de Elis Regina, la voz que cambió la música de Brasil para siempre

El 19 de enero de 1982, Brasil lloraba la muerte de Elis Regina. Tenía solo 36 años y su estela e influencia siguen presentes a través de grabaciones históricas e inolvidables

El país de la samba y el carnaval debe buena parte de su repertorio popular a la su voz más importante y espectacular, la de Elis Regina, que transformó la música brasilera para siempre. Con su inigualable forma de cantar, revitalizó la música de los compositores clásicos, como Tom Jobim y Vinicius de Moraes, y consagró a los nuevos talentos de su generación, desde Milton Nascimento hasta Gilberto Gil.

Desafortunadamente la vela de su talento se apagó demasiado rápido al fallecer el 19 de enero de 1982 con apenas 36 años.

Elis Regina Carvalho Costa nació el 17 de marzo de 1945 en Porto Alegre y pasó su infancia en el complejo residencial Vila do IAPI, un zona de viviendas populares que hoy es de interés cultural debido a su arquitectura de estilo europeo.

Desde muy pequeña mostró su interés por la música, por lo que a los siete años su madre la llevó a una importante radio local, Rádio Farroupilha para que participara en un programa donde actuaban niños. La pequeña tuvo un ataque de nervios y finalmente no se presentó. Pasaron cuatro años hasta que se animó a volver y entonces ya logró controlar el pánico escénico y su puesta en escena fue tan maravillosa que fue invitada a formar parte del staff de los chicos que cantaban habitualmente.

En 1958 fue contratada para cantar en Rádio Gaúcha, otra importante emisora del estado de Rio Grande do Sul, al mismo tiempo que empezaba a dar sus primeros conciertos en bailes y discotecas. Quien descubrió el talento de Elis Regina y le dio la oportunidad de grabar por primera vez fue el gerente comercial del prestigioso sello Continental, que más adelante tuvo en su plantilla a artistas de renombre como Novos Baianos, Tim Maia, Olodum y Secos & Molhados, el primer grupo de Ney Matogrosso. El ejecutivo llegó a la joven por recomendación de un amigo suyo que trabajaba en la radio y, convencido de su potencial, le ofreció un contrato. El director artístico de la disquera, sin embargo, le sugirió que cambiara el estilo.

Ella empezó cantando samba-canción, una versión más melódica y romántica de la samba tradicional, pero su primer álbum, Viva a Brotolândia, de 1961, fue un intento fallido de acercarla al rock y al swing livianos que estaban de moda en esa época. “No tenía nada que ver conmigo”, confesó años más tarde a la publicación Cruzeiro. La discográfica apuntaba a convertirla en la próxima Celly Campello, precursora del rock and roll brasileño, algo que Elis admitió en la última entrevista que dio en su vida que la ponía nerviosa porque no quería “parasitar la obra de otro”. También fracasó su segundo álbum, Poema de Amor, en el que Continental probó llevarla al bolero, una música más cercana a la que hacía en sus primeros shows.

Finalmente, conquistó su país con una histórica interpretación de “Arrastão” en el Primer Festival de la Canción Popular que había organizado el canal TV Excelsior de San Pablo. La canción, compuesta por Vinicius de Moraes y Edu Lobo, casi sufre la censura del gobierno militar, pero Elis Regina la transformó en el hito fundacional de la llamada MPB al romper las reglas de canto minimalista que exigía la bossa nova y llevarlas a un límite impensado. De pronto, existía un punto en el que este género, influenciado por el jazz, la samba y la música popular de raíces folklóricas, podían confluir, y ella lo había encontrado.

Con su consagración, y rondando los 20 años, se convirtió en la artista mejor pagada de Brasil. Es que, a diferencia de otras cantantes de su generación, como Gal Costa o Maria Bethânia. En 1969 grabó con el prestigioso armoniquista belga Toots Thielemans el finísimo LP Aquarela do Brasil y en Inglaterra registró Elis Regina in London, que alternaba standards de jazz en inglés con una selección representativa de bossa nova y MPB orientada al público internacional.

El 19 de enero de 1982, mientras hablaba por teléfono se desvaneció. Su novio fue enseguida y la encontró tirada en el suelo. Llamaron a una ambulancia, pero nunca llegó. La llevaron al hospital en un taxi, pero ya era demasiado tarde. Con tan solo 36 años, la cantante más relevante de Brasil de todos los tiempos había fallecido. El informe forense estableció que la muerte se había producido por una mezcla de cocaína y alcohol, aunque la familia lo cuestionó