Entre las leyendas que se cuentan sobre Brian Boru, el Gran Rey de Irlanda (941-1014), es de destacar la aparición de Aibhill, quien se convertiría en una de las banshees, una bella dama que poco antes de la Batalla de Clontarf (que libraría contra las hordas vikingas), le anunció que moriría.
Pero a pesar del anunció Boru combatió con valentía y los invasores fueron eliminados. Aliviado porque la terrible predicción no se cumpliera, se retiró a su campamento a rezar sin esperar que poco después sería asesinado mientras oraba.
La muerte de Boru no fue la última que esta mujer advirtió. A través del tiempo, cada vez que un miembro de la casa O’Brien –descendientes de Boru– estaba a punto de pasar al ‘otro lado’, Aibhill, la banshee de la familia, se aparecía presagiando la desgracia.
Éste es uno de los relatos más antiguos en los que se menciona a las Banshees, mujeres sobrenaturales cuya presencia es recurrente en el folclore celta irlandés.
Su nombre, según la Enciclopedía Británica, proviene del gaélico «ban sith» (mujer de las hadas), aunque otras fuentes refieren que deriva de ben síde, o beansídhe (mujer de los túmulos).
Se las tenía como hadas mensajeras de la muerte, encargadas de advertir a las familias de rancio abolengo irlandés cuando estaba próximo el fin de uno de sus miembros. Para ello, “la Banshees lloran sus gritos aterradores, inquietantes”, relata el escritor escocés Sir Walter Scott (1771-1832).