Muere Monica Vitti, la actriz italiana musa de Antonioni

La actriz italiana Monica Vitti, ha fallecido este miércoles 2 de febrero en Roma a los 90 años.

Su muerte fue confirmada por el político y amante del cine Walter Veltroni, que se ha convertido en portavoz del compañero de la actriz, Roberto Russo, para comunicarlo.

Famosa por sus papeles cómicos y musa de grandes directores como Mario Monicelli y Michelangelo Antonioni, llevaba alejada de los focos os últimos veitne años a causa de una enfermedad degenerativa que padecía

Vitti fue la musa en la cocida como Trilogía de la incomunicación de Antonioni: L’Avventura (1960) -su debut en Cannes-, La notte (1961) y L’eclisse (1962) y también divirtió al público con filmes como La ragazza con la pistola (1968), de Mario Monicelli; Dramma della gelosa (1970) de Ettore Scola, y La cintura di castità (1967) o Amore mio aiutami (1969), de Alberto Sordi, con quien fraguaría una amistad eterna.

Monica Vitti fue una de las actrices más queridas de Italia, con decenas de películas de cine y televisión en las que pasó de la comedia’ ala italiana’ al cine intelectual como musa de Antonioni.

Nacida en Roma en 1931, se enamoró del teatro mientras su país se hundía en la II Guerra Mundial. Su primera decisión fue elegir un nombre artístico ya que el suyo, Maria Luisa Ceciarelli, era difícil de pronunciar y sobre todo de recordar.

Su debut en los escenarios fue con 14 años, haciendo de anciana con una peluca blanca en la obra teatral «La Nemica» (1916), y aquella noche acabó con la ovación del público y la bendición de la crítica.

Su carrera despegó gracias a su vis cómica, su mirada intensa y misteriosa, su melena rubia y su tono de voz, rasgos que dieron un color distinto a los clásicos de Shakespeare, Moliére o Brecht y que acabaron seduciendo al gran cineasta Michelangelo Antonioni.

Tras reinar en las pantallas italianas durante décadas y decenas de títulos, Vitti debutó en la dirección con Scandalo segreto (1990), pero pronto sufriría un doloroso revés, el incendio de su casa romana y la pérdida de muchos de sus recuerdos.

Con el nuevo milenio, la actriz, que en los últimos años se había dedicado a enseñar a los jóvenes intérpretes en la Academia de Roma, donde ella empezó, se retiró por una enfermedad degenerativa siempre velada con celo por su entorno y por todo el país, que no esconde su devoción por esta «antidiva» de los Años de Oro de su cine.

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